[CRITICA] Southpaw (Redención)

martes


Billy Hope (Jake Gyllenhaal) es un boxeador en lo más alto de su carrera, tiene todo lo que alguien puede desear, una mujer que le quiere (Rachel McAdams), una hija que le admira (Oona Laurence) y el incondicional afecto del público, pero toda su vida cambia drásticamente cuando su mujer recibe un disparo en medio de una pelea. Vamos, que tenemos aquí todo un cumulo de tópicos y convencionalismos del cine pugilístico reunidos en un film dirigido por el mismo que dirigió The Ecualizer (El protector) y Los siete Magnificos, que solo se salva por un ritmo ágil y entretenido, y un Gyllenhaal en estado de gracia.

No es cosa fácil innovar en una película de boxeo cuando ya se ha cubierto todo el espectro de estilos, desde la épica de Rocky hasta el drama de Million Dollar Baby, y Southpaw no lo hace. Si su argumento es el típico argumento de caída y redención, mas previsible todavía es la película, que se ve venir y deja todo el desenlace del drama en un combate final como hacen el 99% de las películas de este tipo, aunque una pelea como solución a todos los dramas personales no tenga mucho sentido en determinados casos. Solo el hacer de Antoine Fuqua, un director ávido en thrillers urbanos, consigue que nos “comamos” la película de buena gana. Y es que otra cosa no, pero hay que reconocer que pese a la falta de novedad, la película se hace entretenida y se pasa rápido.

No es ni mucho menos la mejor película sobre combates ni tampoco la que está mejor rodada. Lo cierto es que la profundización en los pormenores del deporte es superficial y realmente hay bastantes pocos combates como para explayarse en las escenas de lucha. He de decir que la escenas de “Creed” me parecieron bastante mejor ejecutadas, ya que aquí apenas se nota la contundencia de los golpes o los pormenores de estar subidos en un ring donde vamos a sangrar de lo lindo. No están mal pero parecen, sin que eso suponga inconveniente, haber heredado el estilo de Michael Mann en “Ali”.

Si algo debería destacar de la película es la presencia de Jake Gyllenhaal, aquel enclenque protagonista adolescente de Donnie Darko que se está convirtiendo en un genio del celuloide por un elección de papeles tan excelente como cambiante. Para esta película tuvo que ganar 20 kilos de masa muscular, y su papel es, como casi siempre, soberbio, contundente. Es un actor que consigue que parezca que sus papeles hayan sido escritos específicamente para él y aquí vuelve a clavarlo. A su lado, como coach y mentor, Forest Whitaker, un intérprete que siempre aporta presencia ante la cámara.

Al margen de esto, lo cierto es que tampoco hay mucho mas que destacar además de la banda sonora, pero ¿qué más da? Puede que no sea la mejor película sobre boxeo, que su guión no sea la panacea de la complejidad y que técnicamente hablando sea una más, pero lo cierto es que es una gran experiencia para experimentar como evasión y/o diversión. En realidad lo hace todo medianamente correcto, pero su gran problema es que hay otras 100 películas que son más o menos iguales, y eso es una losa bastante importante a la hora de destacar… El tráiler lo dice y cuenta prácticamente todo.

SINOPSIS

Pese a haber gozado de gloria y de premios en su pasado, un luchador (Jake Gyllenhaal) ha caído en desgracia. Sin embargo, no se rinde y toma la decisión de mejorar su imagen por el bien de su mujer (Rachel McAdams) y su hija. (FILMAFFINITY)

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